La historia del CBD

Raíces de la planta de cannabis

La planta de cannabis es originaria del subcontinente indio (Asia central). Su primer cultivo comenzó hace unos 10.000-12.000 años. Probablemente la utilizaban para obtener fibra textil. Es difícil precisar cuándo comenzó exactamente el uso del CBD, pero sabemos que fue hace varios miles de años.

El primer uso documentado de la medicina derivada del cannabis fue en el 2737 a.C. por el emperador chino Sheng Nung. Bebía té con infusión de cannabis. Se creía que servía para tratar la gota, la malaria y el reumatismo. Una colección médica china del año 1 d.C. menciona el cannabis como cura para más de 100 problemas médicos.

Curiosamente, el primer uso del cannabis para el cuidado de la piel se remonta al antiguo Egipto. El faraón Ramsés II, que gobernó entre 1279 y 1213 a.C., era un entusiasta consumidor de cannabis y animó a otros a utilizar la planta.

 

Pasando a tiempos más modernos

En el siglo XVI, el rey Felipe de España organizó el cultivo de cáñamo en todo el imperio, introduciendo los productos en la sociedad moderna.

El cáñamo se consideró un cultivo esencial durante el reinado de Enrique VIII. Éste multó a los agricultores por no cultivar cáñamo en 1553.

Incluso la reina Victoria utilizó el CBD para aliviar los dolores menstruales durante su reinado, que terminó en 1901.

A pesar de algunas prohibiciones, la mayoría de los países aceptaron el uso del cannabis hasta principios del siglo XX.

 

En los últimos 100 años

A lo largo de la historia, el cannabis ha servido como un valioso recurso terapéutico, sin embargo, durante el auge de la medicina moderna, no fue reconocido por la mayoría de la comunidad médica debido a la falta de pruebas científicas.

El CBD fue descubierto por primera vez en 1940 por Roger Adams. Aisló el CBD (y el CBN) de la planta de cáñamo. Sin embargo, cuando separó el CBD como un compuesto químico aislado del resto de la planta, no describió exactamente su estructura química.

Fue años después, en 1963, cuando un científico israelí, el Dr. Raphael Mechoulam, identificó la estructura del CBD. Sus investigaciones le valieron el título de “Padrino de la investigación sobre el cannabis”.

En 1988, Allyn Howlet y William Devane fueron los primeros en descubrir un receptor cannabinoide. Esto les hizo darse cuenta de que si el cuerpo tenía receptores de cannabinoides, también debía producirlos de forma natural.

En 1992, junto con Devane, Lumir Hanus y otros, Mechoulam descubrió el 2-AG y la anandamida, dos de los principales cannabinoides producidos por el cuerpo. Fue una excelente noticia en cuanto al reconocimiento por parte del gobierno del CBD como una medicina eficaz, así como abrió una puerta a una mayor aceptación del CBD.

Importantes descubrimientos científicos en el camino han desbloqueado nuevos apoyos para el cannabidiol. Esto incluye el descubrimiento del ECS y la idea de que el CBD podría ayudar a los enfermos de epilepsia. Para el año 2020, el valor global de la industria del CBD se estimó en más de 2.500 millones de euros, y sólo está empezando.

El futuro del CBD

Mientras que las antiguas civilizaciones celebraban el cannabis y el cáñamo, el siglo XXI trajo consigo una percepción diferente. Sólo dos áreas obstaculizan la progresión del CBD como hierba medicinal: El estigma asociado al cannabis y la falta de investigación clínica sobre sus usos terapéuticos. Un cambio en la orientación mental tanto de los científicos como del público marcará el inicio de un nuevo camino para el CBD y los suplementos derivados del cáñamo.

Las estimaciones varían, pero el valor del mercado del CBD podría superar los 10.000 millones de euros en todo el mundo en 2028.