AGRICULTURA
Tan maravilloso como es para el planeta, también es un reto para los agricultores que cultivan cáñamo para la extracción de CBD. El campo en el que el agricultor siembra su cáñamo debe estar impecable para permitir que el cáñamo se cultive de forma segura. De lo contrario, siempre existe la posibilidad de que compuestos no deseados acaben en el producto final destinado al consumo humano. Aunque la planta de cannabis (y algunos de sus productos) recibe el nombre de «hierba», lo cierto es que no crece tan libre y fácilmente como tal. El cáñamo requiere un alto nivel de cuidado e inspección, tiene que cultivarse en condiciones muy estrictas y está sujeto a mucho ensayo y error. Los retos no acaban ahí. La cosecha también requiere mucha mano de obra. Los trabajadores pueden cosechar las plantas con una cosechadora y las cosechadoras suelen ser prohibitivamente caras para su uso en un cultivo nuevo.
Después de la cosecha viene el secado, que también requiere unas condiciones específicas: espacios amplios y protegidos. Los agricultores necesitan unas condiciones perfectas para completar correctamente el proceso de secado. De lo contrario, todo el cáñamo puede destruirse. Si no se seca correctamente, pueden desarrollarse ciertos mohos que producen micotoxinas, sustancias peligrosas para la salud humana. Almacenar la cosecha adecuadamente también puede ser un reto. Si se hace mal, aumentarán las posibilidades de que se desarrollen diversos hongos y patógenos y se transmitan al producto final.
Cuando se tiene en cuenta todo el tiempo, esfuerzo y habilidad que conlleva el cultivo del cáñamo, el precio del aceite de CBD empieza a tener un poco más de sentido. Poseer la maquinaria adecuada o contratar a suficientes trabajadores para cultivar y cosechar el cáñamo manualmente es costoso, lo que demuestra por qué el CBD es tan caro.
EXTRACCIÓN
El segundo factor importante en el precio del CBD es la extracción. La extracción del CBD no consiste simplemente en exprimir el aceite de la planta y ponerlo en un frasco listo para su venta. Al igual que el método de cultivo y cosecha del cáñamo, el proceso de extracción es en realidad muy sofisticado y utiliza máquinas caras y cuidadosamente calibradas. Los procesadores extraen el CBD y otros cannabinoides del cáñamo utilizando dos soluciones principales, etanol o dióxido de carbono supercrítico (CO2).
Aunque la primera es mucho más barata que las dos, la extracción con CO2 es la única forma de obtener un producto limpio y sin disolventes. Es un proceso muy caro y complicado. Permite controlar la temperatura del proceso y centrarse en cannabinoides específicos. De esta forma, se pueden elaborar productos con mayores concentraciones de CBD, manteniendo todo el espectro de cannabinoides.
Lo que se obtiene en una botella de aceite de CBD es un producto altamente refinado. Recuerda que el CBD es uno de los muchos compuestos que se encuentran en el cáñamo, y extraerlo en un concentrado de CBD es otro proceso delicado que requiere habilidades y equipos especializados.
DESARROLLO Y BUENAS PRÁCTICAS
Otro factor importante es la elaboración del producto final y su calidad. Una empresa reputada no puede limitarse a fabricar aceite de CBD y ponerlo a la venta. Se dedican a una investigación y un desarrollo exhaustivos, se rigen por las buenas prácticas de fabricación (BPF) actuales y aplican estrictos controles y pruebas de calidad para crear productos de cáñamo de calidad superior. Todo ello contribuye a explicar por qué el CBD es tan caro.
Estas iniciativas requieren los servicios de trabajadores de laboratorio altamente cualificados, experimentados y expertos, así como equipos extremadamente sofisticados. Las pruebas de laboratorio permiten a los productores controlar muy de cerca la calidad de sus productos antes de que salgan de las instalaciones de producción para ser enviados a los distribuidores o directamente a los clientes.
Los fabricantes dedicados al CBD suelen estar impulsados por una misión ética que es tan importante para ellos como su misión empresarial. Creen en el poder y el valor del CBD de calidad, por lo que no se centran en producir grandes cantidades de productos de la forma más barata posible. Invierten en investigación y desarrollo, se preocupan por cumplir todas las directrices normativas y aplican los controles de calidad más estrictos a sus productos de CBD. Todo esto repercute en los precios del aceite de CBD.
Además, las personas que llevan a cabo la investigación, realizan las pruebas, comprueban el producto y lo preparan para su distribución son trabajadores altamente cualificados con años de experiencia y formación a sus espaldas. Los equipos que utilizan también son sofisticados y, por tanto, caros.
Las diferencias de precio también pueden deberse a un mejor envasado. Por ejemplo, los envases de vidrio ámbar son mucho más caros que las botellas de plástico, pero son la única solución de envasado capaz de proteger la potencia del aceite de CBD.
DISTRIBUCIÓN
Aunque la demanda de productos de CBD sigue aumentando, su distribución sigue siendo a pequeña escala. Las tiendas de salud y suplementos, las grandes cadenas minoristas e incluso plataformas en línea como Amazon se niegan a vender o prohíben la venta de CBD. Estas tiendas ven la distribución de productos de CBD como una responsabilidad debido a la regulación o a la incomprensión de lo que implica el CBD. En resumen, muchos minoristas ven el CBD como una responsabilidad potencial.
Esta barrera impide una distribución generalizada. El poder de compra de las grandes cadenas minoristas suele reducir los costes de distribución y envío, lo que hace bajar los precios para los consumidores.
Los vendedores de CBD también se enfrentan a oportunidades de marketing limitadas. Los principales motores de búsqueda, las redes sociales y las redes de radiodifusión restringen o prohíben severamente la publicidad del CBD, lo que dificulta que los vendedores responsables lleguen a su público objetivo. Este obstáculo obliga a las empresas de CBD a buscar otras vías de comercialización más laboriosas, lo que también explica por qué el CBD es tan caro.
CONCLUSIÓN
Cuando se trata de los precios del aceite de CBD, el viejo refrán es cierto: obtienes lo que pagas. Ahora mismo, el CBD es un producto de alto valor con un precio acorde. Ese precio refleja el esfuerzo y la inversión de innumerables personas e instituciones para cultivar, cosechar, recolectar, refinar, comprobar la calidad, envasar y distribuir un producto que aporta un valor increíble a sus consumidores en términos de mejora de la salud y el bienestar.
A la hora de comprar CBD, el precio nunca debería ser un factor decisivo. Compruebe siempre los antecedentes de la marca, cómo fabrican y desarrollan el cáñamo, cómo lo extraen y, por último pero no menos importante, qué tipo de control de calidad emplean. Busca certificados, pruebas de laboratorio y transparencia.